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Portada de El sueño del origen, de Eloy Sánchez Rosillo

Portada de El sueño del origen, de Eloy Sánchez Rosillo

Actualización: 23/03/2012

Eloy Sánchez Rosillo

Sueño del origen

Por Josep M. Rodríguez

"La conciencia del paso del tiempo es el núcleo sobre el que gravita la obra lírica de Sánchez Rosillo. Y Sueño del origen no es una excepción"

 

Ed. Tusquets,
Barcelona
2011

Resulta curioso que un escritor con la personalidad múltiple de Fernando Pessoa afirmara –o le hiciera afirmar a uno de sus principales heterónimos– que la poesía no es una ambición, sino una forma de ser en soledad. Unos versos de “Eu non guardei rebanhos” que inspiraron a Eloy Sánchez Rosillo el título de su primer libro, por el que recibió el premio Adonais en 1977. A la mayoría de poetas jóvenes les vence esa ambición a la que hacía referencia Alberto Caeiro. En cambio, el autor de Maneras de estar solo se mostraba ya al natural en aquellos versos iniciales: “Tu destino es buscar lo que se esconde / tras la espesa corteza de los días”. Sin disfraces. Sin aditivos.
Dueño de una voz sólida y verdadera, Eloy Sánchez Rosillo ha sabido configurar las Páginas de un diario en el que nos descubre La vida tal como es, Las cosas como fueron. Y, para ello, este autor nacido en Murcia en 1948 se sirve de Autorretratos que acotan un presente inmediato y efímero, aunque también de Elegías sobre aquello “que ardió y se fue”, pero adonde nos está permitido regresar gracias al poema –que es, en definitiva, La certeza última: “Basta con que miremos hacia atrás, con que aprendamos / que el tiempo pasa pero permanece”.
La conciencia del paso del tiempo es el núcleo sobre el que gravita la obra lírica de Sánchez Rosillo. Y Sueño del origen no es una excepción. Así, en el poema “Sucede que allí estoy”, un paseo solitario por la playa trae a su autor recuerdos “del que yo fuera un día, / del que un momento vuelvo a ser. Y luego / prosigo dando pasos por mis años de ahora”. La mirada, estrábica, se divide entre el pasado y el presente. Y lo mismo sucede en otros textos como “Meditación sobre unas manos”, “Siempre”, “Balada de un vivo recuerdo” o “Con un trecho del camino andado”. Si bien, este último –en cuyo título parece resonar Dante– no deja de ser una reflexión sobre el “trabajo hermoso de encontrar las palabras verdaderas (…) las que a su modo dicen el misterio que entraña / cuanto alienta y se afirma; / las que con claridad de agua o cristal pronuncian / la alegría y las lágrimas del vivir y se posan / temblando en el papel, junto a la música / con la que van naciendo”.
Porque los poemas de Sueño del origen no sólo tienen escaparate, sino también trastienda. Más allá de su tono reposado, más allá de su escritura abierta y limpia, los versos de Eloy Sánchez Rosillo reflexionan sobre el misterio de la vida, pues “es misterio / cuanto ha existido, o es, o existirá”. Y lo hacen con una extraña sencillez o, quizá, con una sencilla extrañeza que provoca que el lector sienta caer la lluvia sobre los naranjos, vea la luna alzarse sobre un cielo nocturno y oiga las ranas croando en el pozo de Las Lomas como si también él estuviera allí. Algo parecido a cuando, de niños, salíamos del cine creyéndonos el protagonista de la película que acabábamos de ver. ¿Pero acaso no consiste en eso la auténtica poesía?
“Vale la pena / gastar así la vida, si alguien, ahora o después, / piensa que fue el amor quien me guió los pasos / y encuentra en estos versos mi verdad y la suya”. No hay duda de que Eloy Sánchez Rosillo es uno de los principales poetas elegíacos de este salto de siglos. Sin embargo, a partir de La vida, su obra ha ido virando hacia la luz y el amor, es decir, hacia un tono más celebratorio que alcanza su máxima expresión en piezas como “Ayer y hoy”, “Oda a la alegría” o “Luz entrevista”: “Quise tenerlo todo, retenerlo, / y nada, nada tuve (…) La propia vida puso en mí la fábula / y yo la alimenté con mis lamentos. // Pero ocurrió una vez que de repente, / sin preguntarme, supe por amor (…) y la luz que entreveo no declina”. Como tampoco declinarán los versos de Sueño del origen. Un libro para seguir enamorado de la vida. Pese a todo.

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