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Los perros del alba

Actualización: 24/01/2012

Revista de poesía

Los perros del alba

Por Salvador García

Revista independiente, editada en la ciudad de Guanajuato, y tiene, como dice el autor de la reseña, "a San Luis Potosí como foco de creatividad alterno", ya va por el sexto número.

En este tiempo de desencanto en un país sangrante como México, la continuidad de un proyecto literario es ya de por sí un evento para celebrarse. Cuando esa propuesta conlleva además una calidad digna de ser reconocida, el festejo se eleva al terreno fértil del análisis y la crítica, cuyo paradigma es el de generar un diálogo a partir de los conceptos, nociones, objetivos, miedos, filias y demás características del material presentado. La revista Los perros del alba invita a llevar a cabo este proceso dialógico, en tanto que ostenta como esencia primigenia la apertura y el goce por el enriquecimiento de las ideas con la literatura, en particular, y el arte, en general, como filtros.

La publicación surgida en la ciudad de Guanajuato, pero que tiene a San Luis Potosí como foco de creatividad alterno, es sobre todo genuina, sincera. Sin duda la mejor publicación de escritores jóvenes del país en los últimos cinco años. Mientras folletines universitarios o de múltiples colectivos o grupos culturales se vanaglorian con un estatus intelectual que dicen poseer en sus páginas --lo que subraya aún más sus carencias--, Los perros del alba (nombre derivado de un poema de Efraín Huerta, poeta esencial en la literatura mexicana) apuesta por la incógnita como bandera, por la contribución desde la duda: "Poco o nada es lo que sabemos, poco o nada lo que tenemos que decir. Los perros del alba no contiene ninguna respuesta, es una revista de dudas, de vacilaciones [...] eso conforma su carácter", se leía en la editorial del primer número (julio/octubre del 2008).

Y se agregaba: "Los perros del alba es una revista verdadera, tan verdadera como sus incertidumbres, porque sus vacilaciones no son otra cosa que las de nuestra generación. Una generación impuntual, aún sin nombre, ausente del desfile histórico y literario. Nuestras primeras 'lecturas' no fueron las de un libro sino las de un televisor. Estamos huérfanos de héroes, de autores, y más aún, huérfanos de sensibilidad. Nuestra sensibilidad es, ante todo, mediática y sólo hemos llegado a [la] literatura, muchos años después, más por necedad, más por rebeldía que por un impulso natural".

Desde esta perspectiva, en Los perros del alba se retrata la vacuidad de esos miles de jóvenes --nacidos en el ocaso de los setenta y durante los albores de los ochenta del siglo pasado-- varados en un lapso mudo y vacuo de la historia, donde es más común la abdicación que la lucha, el desaliento que la sorpresa, la negación que el diálogo, la necedad que la crítica, en un lapso en que la ignorancia y la abulia amenazan a la conciencia colectiva. Sin embargo, las páginas de la revista no rehúyen, ni mucho menos se niegan al reconocimiento de la tradición. Nombres como Tomás Segovia, Eduardo Lizalde, Eduardo Hurtado, Jaime Jaramillo Escobar, Eduardo Milán, Malva Flores, Eusebio Ruvalcaba y J.M. Servín, por mencionar algunos, han aparecido a lo largo de la historia de la publicación que ya cuenta con cinco números publicados.

Esos mismos escritores comparten espacio con autores noveles de todo el país y del extranjero, rasgo fundamental en el proyecto de Los perros del alba, cuya apuesta es también en contra del centralismo cultural y político que tanto ha padecido el país desde su nacimiento. El Distrito Federal no es México, no muestra la total realidad de un espacio tan múltiple y diversos como México, y precisamente esta característica puede evidenciarse en las páginas de la revista, donde voces con distinto tono, sensibilidad y visión del mundo se imbrican en el contenido de cada entrega.

Fotografía, ensayo, poesía, cuento, entrevista, cómic y análisis literario y de medios son tan sólo muestra de los senderos que ofrece la publicación. Garante de su calidad es haber obtenido la beca "Edmundo Valadés" de apoyo a la edición de revistas independientes, así como los subsidios del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, en sus emisiones de Guanajuato y San Luis Potosí. Con una historia ya sustentada en su destacada labor editorial, Los perros del alba reinician su segunda época con el sexto número dedicado a la imagen del "Héroe caído" --personaje imprescindible en el imaginario colectivo mexicano-- y con colaboraciones tanto nacionales, como del extranjero. La revista continúa así su apuesta por la literatura y el arte en un momento en que el día apenas despunta.

 

 

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