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Omar Lara

Actualización: 24/01/2012

Omar Lara

Fragmentos del poema Anidales 

Anidales

(fragmentos)

el olor de la luna
me quedé
en el olor de la luna
no supe qué hacer con la noche
la noche
            entraba en los resquicios
peregrinos
de la ciudad inventándose
y apelé a la luna
la luna sucumbió junto conmigo
a su propio perfume
que extraía de  botones secretos
no nacidos aun
donde más tarde
en la noche de nadie
me echaría a morir

me echaría a morir
pues nada estaba escrito
ni nada concebido
todo estaba en el agua
apenas insinuada en la noche
de nadie
en el cuerpo del agua más perfecto que supo
confundir en su sombra
la sombra que faltaba
y ser el uno/dos
el uno/dos
el uno
en la noche de nadie
en el agua de nadie
en el nidal de nadie

la sombra que faltaba
digo la luna  
                  digo
el alma que se iba
                           digo
decía
el alma que resiste

se notará aquí arriba
a treinta mil de altura
el alma que resiste
y la ausencia de otra
aferrada a la tierra?

aferrada a la tierra
mirar
       buscar
                 hallar
al fin y al cabo somos
un planeta pequeño
mirar
       buscar
                 hallar
ni siquiera galaxia
tanta suerte
increíble
tanta suerte
de hallar
             buscar
                       mirar

con mi aparato de sentir
te vi en lo más secreto
como cuando te miro
sabes bien
sabes cuánto te miro
                              y cómo miro
                                                 y qué
sabes bien
vuelo en la caja
avioletada del mirar
como cuando te miro
decía
y se me viene el mundo

te vi en lo más secreto
no sólo en lo que llaman
   la cara oculta de la luna
no sólo en lo que dicen
   los cráteres secretos
no sólo en el ir y venir de las mareas
no solo en el sueño de sueños
de mis sueños
no sólo en el sentir de mi aparato
de sentir

suavecito da vueltas
el  mundo de los mundos
pelo y ojos
                señales
eje y tierra
galaxia y terremoto
giras en mí
me sobrepasas
suavecito das vueltas
y el hambre del instinto
me deja solo solitario
sin susurro
ni espalda
sin rodillas ni párpados

así quedamos
de piedra
              eternos
los labios a centímetros
(puede medirse así la boca
que no llega?)
entre los labios
el océano glacial
una memoria de astros
entre ellos
-los labios-
una montaña
como dos nalgas majestuosas

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