Jorge Ortega

Oración de la incertidumbre

Frecuencia modulada

Oración de la incertidumbre

ESCRIBE sin voltear a tus espaldas.
No mires el camino recorrido.
Que la fortuna enmiende tus errores.
Allende es una tierra promisoria,
la estepa del trabajo consumado,
el bosque de las cosas venideras
que causan emoción y expectativa.
Todo está por cumplirse y arreglarse,
nada se quiebra aún y está compuesto,
los yerros se reparan de antemano.
La vida es un paisaje inacabado,
un cuadro digital que espera siempre
la última pincelada de tus actos,
el arrepentimiento o la constancia.
Programa sometido a cambios bruscos
y modificaciones de hora póstuma;
programa tentativo, ciclo abierto.
Permite que la espiga del instante
-inmarcesible nódulo de cuarzo-
conduzca hacia el oriente los caballos.
Ahí te espera el alba y sus favores
para contar de nuevo los guijarros.

Frecuencia Modulada

("Gold", Spandau Ballet)

UNA canción te sigue hasta Madrid
a través de los años. El espejo
de la barra te ofrece las facciones
del muchacho que fuiste en la segunda
mitad de los ochenta. Quién diría
que tras hendir los mares y los cielos
y machacar la suela en las aceras
la radio de un lugar insospechado
que no estaba en el plan de la mañana
habría de emitir para ti solo
la pieza de un verano mesozoico.
La charla insulsa junto a la piscina,
el agua a contraluz, los camareros
de blanco y Laura, la que te gustaba,
en una mesa aparte, con su grupo.
La música por dentro, retumbando
para nadie, el runrún de la tonada
como una forma de infundirse ánimos
desde la soledad de la garganta.
La hidra de los sueños olvidados
vuelve a asomar del pozo de ti mismo
para de nuevo hundirse en el drenaje
de tus viejas arterias. Flota lánguido
en la cerveza un nenúfar de espuma
que se disuelve con los comerciales.