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Ilustración de Juan Vida

Actualización: 24/01/2012

Kirmen Uribe

Poemas NacerEl pequeño transistor

Nacer

El pequeño transistor


Nacer
Naciste a mis ojos con trece años.
Así, de repente.

Fue un nacimiento muy original,
pues naciste mientras cenábamos una pizza.
No hubo embarazos,
ni noches en vela, ni pañales.
No te llevé a la escuela tu primer día,
cogido de mi mano.
No te enseñe a jugar al escondite
ni al juego del truquemé.
No te lleve a la playa
a ver a aquel delfín enfermo.

Pero te prometo que quisiera haber hecho todo aquello,
y que todos los días lo echo en falta.
Pero naciste con trece años,
así, de repente, y con una pizza.

Sé que en realidad viniste al mundo
en una fría primavera en Dinamarca.
Y que los prados estaban helados en tu día.
Sé que tienes padre,
que tienes gente que te quiere a tu al rededor,
Amigos, primos, tías, abuelos
y cómo no, una madre.
Y es que nadie es sólo para uno mismo,
hay que aprender a compartir a aquellas personas que amamos.
Y yo soy otro más, el último en aparecer a la fila.

Sólo te diré,
que soy yo el niño cuando estoy con tigo,
y que aprendo mucho cuando estoy junto a ti,
como si no tuviera ni idea del juego del truquemé,
como si fuera la primera vez que veo a un delfín enfermo.

Sólo te diré,
que tú has nacido de verdad para mí,
aunque hayas nacido con trece años,
así, de repente, y con una pizza.

 

El pequeño transistor
Pidió su pequeño transistor,
quería escuchar las noticias
mientras estaba en el hospital.

La política era sagrada para su generación.
De niños siempre nos hacía callar
a la hora de las noticias.

Enfermó antes de la ruptura del proceso de paz.
Se le veía preocupada, notaba que la enfermedad
avanzaba por su cuerpo y su país.

Un día apagó para siempre el transistor.
No quería malas noticias.
Aunque tratábamos de animarla,

"todo se andará",
sabíamos, y ella más que nosotros,
que todo se iba a torcer.

No conoció en fin del proceso.
Al principio, yo mismo encendía
su pequeño transistor,

pero las palabras que salían de él
se me hacían extrañas e incomprensibles,
tan incomprensibles como una historia clínica.

Ahora prefiero estar en silencio, sin transistor,
y tratar de recordar su dulce voz;
"todo se andará".

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