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Portada de Un tiempo libre, de Juan Marqués

Actualización: 24/01/2012

Juan Marqués

Un tiempo libre

Por Sergio Suárez

Reseña del primer libro este joven poeta zaragozano.

RAÍCES Y ALAS


Un tiempo libre

Editorial Comares

Colección La Veleta

Granada, 2008

Un tiempo libre es el primer libro de poemas de Juan Marqués. Sin embargo, una vez leído y releído, cuesta creerlo. Ya lo advirtió Elena Medel: es tan sabia y depurada la voz poética que en él nos habla que pensaríamos que es su tercera o cuarta entrega. Nada sobra ni nada falta en este libro que, dispuesto a atrapar el instante, tiene pretensión de eternidad.

El propio Juan Marqués aconsejó en una de sus edificantes reseñas -edificantes no porque den lecciones morales sino porque nos ayudan a construir nuestro gusto literario y nuestra biblioteca- que, antes de publicar un libro de poemas, se debería "reflexionar con cierta seriedad sobre lo que significa ese paso" puesto que "los libros que publicamos se convierten en lo que seguiremos diciendo cuando ya no estemos aquí para decir nada".

Juan Marqués ha puesto en práctica dicho consejo y eso se nota en sus poemas. "Para la poesía / basta con la atención y la prudencia", ha dejado escrito en otro lugar. Ha prestado atención a la luz ("no interrumpas al sol con tus palabras: / no merece tu lápiz tanta luz."), a los árboles, al mar, a los sentimientos. Los ha mirado sin prejuicios ni metáforas, desinteresadamente, y ha obtenido como recompensa este puñado de poemas verdaderos, esenciales, sin tiempo.

Al leer estos poemas he recordado unas líneas de la poética de Juan Antonio González-Iglesias: "no hace falta que escribamos mucho, porque lo esencial ya está dicho. Eso permite que nos concentremos en hacerlo bien. (...). A escribir poesía no se aprende escribiendo. Se aprende leyendo. Se aprende viviendo, amando, olvidando". Así, en primera instancia, para Juan Marqués la primera maestra es la vida, la realidad. Pero en segundo lugar están los poetas que nos han precedido. Él es un lector exigente y demorado a la par que entusiasta, porque su amor por la literatura está fuera de toda duda. Dentro de la tradición poética, ha ido a buscar, o han salido a su encuentro, tres maestros también exigentes, tres maestros de lo sencillo, imposibles de imitar y nada complacientes con los que pretenden caminar por sus mismas sendas: Emily Dickinson, Juan Ramón Jiménez y Eugènio de Andrade. "Ni más nuevo, al ir, ni más lejos; más hondo", aseveró Juan Ramón. Y Juan Marqués, acatando las palabras del maestro, no pretende nunca ser original ni deslumbrarnos con su inteligencia o el brillo de sus imágenes. Quiere que la misma luz que a él le iluminó lo haga con nosotros, sin interponerse.

Con palabras viejas, gastadas por el uso, pero a la vez enriquecidas por ese mismo uso (coloquial y poético), nos muestra la vida simple, la de todos, la de cada día; esa vida que únicamente descubrimos en toda su amorosa presencia cuando un poeta verdadero nos la muestra.

"Cada vez más adentro, / son las raíces las que están viajando". Recrea Juan Marqués lo que en su día dijera Juan Ramón en el Diario de un poeta recién casado y da título a estas líneas: "Raíces y alas. Pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen". Esta feliz paradoja resume este primer libro de poemas y anuncia todo lo hondo y bueno que su poesía nos ha de deparar en lo venidero.

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