- Inicio
- Poesía viva
- Referencias
- Reseñas
- Artículos
- Poetas
- Conversaciones
- Monográficos
- Actualidad
- Enlaces

Actualización: 16/10/2012
Federico Díaz-Granados
Antología de poesía contemporánea: México y Colombia
Por Juan Carlos Abril
"Las antologías son el mejor instrumento para difundir poesía o cualquier otro tipo de literatura".
Díaz-Granados, Federico, selec. y prólogo (2011). Antología de poesía contemporánea: México y Colombia, Bogotá: Cangrejo Editores-Embajada de México.
Juan Carlos Abril
Las antologías son el mejor instrumento para difundir poesía o cualquier otro tipo de literatura. Desde la Antigüedad se han mostrado como la mejor herramienta de divulgación de obras que de otro modo nunca podrían haber sido conocidas. No son sólo una selección y un crisol que sería inabarcable de reunir, sino un compendio de apuestas, gustos, influencias, tradiciones, generaciones, estilos, corrientes, autores, géneros, etcétera; sin olvidar que son también una manera de conservar. En este caso, esta Antología de poesía contemporánea: México y Colombia, felizmente editada por Cangrejo Editores, auspiciada por la Embajada de México en Colombia, y de la que es antólogo Federico Díaz-Granados, autor asimismo del prólogo y responsable de la selección, reúne a 50 poetas, 25 colombianos y 25 mexicanos, nacidos entre 1958 y 1983, lo que abarca grosso modo dos «generaciones» distintas, si nos atenemos estrictamente a planteamientos biologicistas, pero tomando de manera laxa las teorías de Julius Petersen, luego fomentadas por Ortega y sus discípulos, especialmente Julián Marías. En efecto, en lo que se considera una generación literaria confluyen multitud de factores y no siempre se atienen a los límites parcos, inexactos y escurridizos que imponen las fechas, pues también depende en muchos casos de la maduración de los poetas.
Sin querer dejar de citar a ninguno de los antologados recogidos en esta, por otro lado, bella edición de Cangrejo Editores, por parte de México se han seleccionados los siguientes poetas, en orden cronológico: José Ángel Leyva, María Baranda, Jorge Fernández Granados, Luis Raúl Leyva, Ernesto Lumbreras, Enzia Verduchi, León Plascencia Ñol, Mario Bojórquez, Julio Trujillo, Claudia Posadas, Mónica Nepote, Luis Vicente de Aguinaga, Julián Herbert, Rocío Cerón, Víctor Cabrera, Álvaro Solís, Balam Rodrigo, Federico Vite, Jair Cortés, Hernán Bravo Varela, Rubén Márquez Máximo, Carlos Ramírez Vuelvas, Alí Calderón, Audomaro Ernesto Hidalgo, y Daniel Saldaña París. Y por parte colombiana los poetas son estos, también en orden cronológico: Luis Fernando Afanador, Alfonso Carvajal, Gonzalo Mallarino Flórez, Juan Carlos Bayona Vargas, Gustavo Tatis Guerra, Jorge Cadavid, Rafael del Castillo Matamoros, Gonzalo Márquez Cristo, Ramón Cote Baraibar, John Fitzgerald Torres Sanmiguel, Juan Felipe Robledo, Fernando Denis, Winston Morales Chavarro, John Galán Casanova, John J. Junieles, Felipe García Quintero, Juan Carlos Acevedo Ramos, Ricardo Silva Romero, Catalina González Restrepo, Liliana Gastelbondo Bernal, Giovanny Gómez, Lucía Estrada, Felipe Martínez Pinzón, Andrea Cote Botero, y Carolina Dávila. Como vemos, la nómina por uno y otro país no puede ser más completa y enriquecedora. El libro se concibe como un diálogo de dos países hispanohablantes, dos tradiciones nacionales hermanadas por una misma lengua al hilo de los festejos y conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia y, como asegura el antólogo:
El Bicentenario de la Independencia fue un buen pretexto para mirar nuestras historias y el actual contexto de nuestra cultura e identidad y preguntarnos: ¿Qué es ser latinoamericano? ¿Cómo hemos construido una identidad a partir de tantos referentes culturales comunes? ¿Cómo se manifiesta lo mexicano y lo colombiano en nuestras literaturas y en nuestra poesía? (p. 20)
Federico Díaz-Granados (Colombia, Bogotá, 1974) es poeta, ensayista y divulgador cultural; y habría que decir aquí que él mismo podría haberse incluido entre los poetas colombianos sin ningún tipo de demérito para la antología, tal y como hiciera Gerardo Diego, sentando precedente, en su propia antología. Sea como fuere, Díaz-Granados es actualmente director de la Biblioteca de Los Fundadores del Gimnasio Moderno y de su Agenda Cultural. Ha publicado los libros de poesía: Las voces del fuego (1995), La casa del viento (2000), y Hospedaje de paso (2003). Han aparecido tres antologías de su poesía: Álbum de los adioses (2006), La última noche del mundo (2007), y Las horas olvidadas (2010). Ha preparado, entre otros trabajos, las antologías de nueva poesía colombiana Oscuro es el canto de la lluvia (1997) e Inventario a contraluz (2001), y realizó para la revista Punto de partida de la UNAM de México la antología Doce poetas jóvenes de Colombia (1970-1981). Y, dato significativo para la composición de esta antología que aquí reseñamos, en 2009 le fue concedida la Beca «Álvaro Mutis» en la Casa Refugio Citlaltépetl en México. Con este resumen de su currículum podemos observar que Díaz-Granados no sólo posee un bagaje crítico-literario con la suficiente autoridad y entidad para realizar esta antología, sino que su conocimiento de la literatura mexicana y su estancia allá nos asegura una selección meditada y madurada. De hecho, cualquier antología se plantea el abismo práctico de las inclusiones y las exclusiones, pero también es verdad que no todas las antologías son iguales y que en la mayoría de los casos debemos confiar en el criterio de sus antólogos, igual que solemos confiar en el criterio de un traductor cuando leemos una obra traducida de un idioma que desconocemos. Seguramente toda mediación, antología o traducción —entendamos traducción o antología como sinónimo de mediación entre el autor y el lector, según el conocido concepto francés intérmediaire— es mejorable, y el propio mediador, antólogo o traductor —si es consciente de la perfectibilidad de su tarea, al fin y al cabo de su obra— siempre tendrá rémoras respecto a la elección de unos u otros autores, una palabra, término o vocablo, que fue sustituido varias veces, cambiado, vuelto a recuperar o desecho definitivamente. El resultado final de ese trabajo, ya sea antología o traducción es una apuesta, y esa apuesta, como el volumen que ahora nos ocupa, es fruto del criterio y el balance, del conocimiento y el rigor. Un libro que hace las delicias de los lectores de poesía hispanoamericana y que posee en sus páginas un catálogo imprescindible de poetas para conocer el panorama siempre magmático de los creadores mexicanos y colombianos, decisivo en el acontecer de la lengua española.
