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Ilustración de Juan Vida

Actualización: 17/02/2012

Luis Rogelio Nogueras

Por Jesús García Sánchez

"Afirmaba Eliseo Diego que Luis Rogelio Nogueras, Wichy, también llamado 'El Rojo' por su pelo cobrizo, era uno de los poetas cubanos que con más austeridad, delicadeza y amor se han acercado a la misteriosa criatura que llamamos Poesía"

Premio Casa de las Américas

Poesía Trunca

Del animoso grupo de los Los caimaneros, promovido desde el suplemento cultural del periódico Juventud Rebelde, que dirigía Jesús Díaz en los años sesenta en La Habana, surgieron algunos poetas importantes como Guillermo Rodríguez Rivera, Raúl Rivero y, especialmente, el malogrado Luis Rogelio Nogueras.
Nacido en 1944, con 23 años gana el Premio David de poesía, que otorgaba la
UNEAC, muy prestigioso en aquellos años. Estaba muy reciente el manifiesto
Nos pronunciamos, en el que la nueva generación de poetas cubanos, de la
que Luis Rogelio era uno de los más representativos, defendía la incorporación
de elementos renovadores en la lírica de esta primera generación de escritores
formada en la Revolución. Al mismo tiempo que se procuraba integrar
el habla de Cuba en la poesía, asumiendo que cualquier palabra o cualquier
tema tienen cabida en el trabajo del escritor, se rechazaba la mala poesía que
intentaba justificarse con denotaciones revolucionarias: el poeta es un creador
y la poesía un testimonio de su paso por el mundo. No había que hacer
necesariamente poesía a la Revolución, sino poesía desde la Revolución. Estas
fueron las premisas generales para buscar una salida renovadora. A ellas
Nogueras sumó un importante vigor coloquial y una fina ironía, trastocando
y desmembrando el lenguaje, al que considera insuficiente y limitado.

 

Juan Gelman, José Emilio Pacheco, F. Jamis y A. Cisneros concedieron en
1981 el Premio Casa de las Américas a Nogueras por su libro Imitación de la
vida.
Las razones de aquel jurado merecen recordarse: Libro admirable
–escribieron– en su variedad y en su unidad, que representa la madurez de la
joven poesía cubana. La ruptura de las últimas fronteras entre lo social y lo
personal, lo íntimo y lo colectivo. Escrito con destreza, inteligencia y dominio
del oficio, es una contribución de primer orden a la lírica en nuestro idioma...
No es fácil encontrar en la poesía latinoamericana de aquellos años un poeta
que tratara el verso tan sutil y delicadamente como Nogueras, que reflexionase
sobre el ser humano con la penetración de sus juegos humorísticos y giros
irónicos, que enviara los mensajes revolucionarios con semejante cuidado en
el tono y en la forma, con tan destacable formalidad interna. Con un prosaísmo
deliberado, con bruscos e inesperados cambios de ritmo, con un superior
dominio del sarcasmo, la breve obra poética Wichi Nogueras fue el paradigma
de la nueva poesía de los niños de la Revolución. Afirmaba Eliseo Diego que
Luis Rogelio Nogueras, Wichy, también llamado “El Rojo” por su pelo cobrizo,
era uno de los poetas cubanos que con más austeridad, delicadeza y amor
se han acercado a la misteriosa criatura que llamamos Poesía. Se cumplen
ahora veinte años de su muerte, y sus poemas, lejos de ser olvidados, cada día
son más valorados por las nuevas generaciones en toda Hispanoamérica.
Como dijo Víctor Casaus, no tendrá que preocuparse, por que su sitio está en
la inmortalidad.
Nogueras también escribió tres novelas: El cuarto círculo, en colaboración
con G. Rodríguez Rivera, que mereció el Premio Aniversario de la
Revolución, Y si muero mañana, que fue premio Cirilo Vi l l a v e rde, y
Nosotros, los sobrevivientes, que llevó al cine T. Gutiérrez Alea, con guión del
autor. Recuerdo ahora que en una de las últimas entrevistas que le hicieron a Luis Rogelio Nogueras, cuando se le preguntó qué libros se llevaría a una isla desierta, respondió de forma rápida: papel y lápiz.

 

Poesía Trunca

contaba arturo corcuera que javier había escrito con tiza
en la pared de su cuarto de lima unos mudos versos de
quevedo
aunque probablemente arturo se equivocaba y aún puede
leerse
si es que existe esa pared la verdad es concreta
yo lo vi a javier en 1962 en la habana fue mario creo quien
nos presentó
o rodolfo era como un niño grande que nunca se reía de la
muerte en presencia de extraños pero creo que a solas sí
alguna vez sí
le enseñó sin miedo su sonrisa él
que al final iría a tenderse entre pájaros y árboles
en el regazo del madre de dios
puede que un poquito orgulloso de haber caído no como
dios manda
sino como él había decidido en el día y la hora señalados
en el madre de dios por una verdad concreta
recuerdo a walsh lo veo aquella tarde en la universidad
callándose hasta por los codos y con una mirada triste
que entonces era inexplicable pero ahora pienso que acaso
sabía que sólo los rechazados de este mundo mueren
tranquilamente y él ya había elegido
recuerdo luego la noticia años después no muchos guardo
para mis nostalgias de mañana
aquella antología en la que incluyó algunos versos míos
y que me envió después con un abrazo abrazo que no le
devolví que ya no le devolveré
una noche de 1979 en estocolmo brindamos por su juventud
harquero hernan quintín y yo
ron y quizás por dentro a lo corto lágrimas y otra tarde
cerca de barcelona galeano manuel y nuevamente yo
lo vimos otra vez asistir a walsh al lento diálogo
y todos pensamos hay que abrir bien los ojos rodolfo se
queda esta vez entre los vivos pero era el alcohol
estaba muerto y qué podíamos hacer
si la muerte se gana la vida muy bien con los que no la temen
los vivos suelen quedarse entonces sin preguntas
recuerdo a paco urondo
lo vi mucho menos pero ahora está bien claro su rostro
aquel mentón fuerte le daba un curioso aspecto de bueno
de mal film
en varadero lo oí desafinar riendo tangos guarachas cubanas
probablemente nadie al piano sin maracas al menos en mi
memoria
pero apostaría a que también como en un film
él alguna vez riendo se vio en rápidos planos del futuro
yendo en aquel auto al muere
sus últimos deseos girando desesperadamente hacia el espejo
de la noche
cantaba en varadero y se reía como si supiera que la alegría
besa y mata
que la victoria pasa también por la destrucción de la carne
que entre la desesperanza y la esperanza
hay una larga calle oscura con aullidos de sirenas disparos
recuerdo a roque de él si tengo imágenes abundantes
luminosas como carbones encendidos en mitad de la niebla
pero en particular puedo ver si quiero y sólo basta abrir
los ojos puedo verlo una noche de 1970 en mi casa
mientras silvio cantaba jerusalem y cardenal cintio retamar
guillermo
y otros oían quién sabe qué allá más allá de la voz del
trovador
quién sabe si trueno en centro y sudamérica
recuerdo también a otros que no conocí pero cuyos versos
canciones enseñaré a mis hijos en su hora
otros como víctor jara otto rené haroldo leonel rugama
y tantos y tantos cojonudos del alma
proa a la muerte
dando sus vidas como se da un apretón de manos
y a todos sin discursos simplemente como otro apretón de
manos
como limpiando una fruta en la manga del saco para luego
ofrecérsela a un niño
a todos alguna vez habrá que decirles
amigos conocidos inolvidables transeúntes de este tiempo
duro
de estos años abiertos en la roca caliza
vuestras voces no han caído en el vacío
cuando acabe esta guerra que nadie habría podido ganar
sin ustedes
pero que ya no podemos perder
cuando la belleza mate a la fealdad y la carne pura se alce
sobre la destrucción y las almas vuelvan a tener rostro
y hayan brotado ramas en los garrotes con los que una vez
golpearon al pueblo
entonces iremos a preguntarles qué escriben ahora bajo la
débil hierba de mayo
qué piensan de todo
esto qué quieren beber en la victoria
(juro que a veces dan ganas de que existan por un día
los dioses dios cualquier dios
para pedirle que vuelva a unir vuestros pedazos dispersos
que les devuelva sus amores sus odios sus amigos sus
pañuelos
que los deje volver alguna vez
que los deje concluir la página que empezaron)

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