- Inicio
- Poesía viva
- Referencias
- Reseñas
- Artículos
- Poetas
- Conversaciones
- Monográficos
- Actualidad
- Enlaces
Actualización: 17/02/2012
Marco Antonio Campos
El poeta visitó la Casa de América el pasado 29 de octubre de 2009 para hablar de cuatro grandes de su tierra: Octavio Paz, Jaime Sabines, Alí Chumacero y Eduardo Lizalde, "Cuatro ases de la poesía mexicana". Presenta Luis Muñoz.
Marco Antonio Campos analiza en esta conferencia a un poker de ases de poetas mexicanos claves en la poesía mexicana del siglo XX que han influido honda y definitivamente en las nuevas generaciones. Cuatro poetas entre dos extremos que a veces se imantan: la reflexión y la emotividad, el lirismo y lo cotidiano, la vitalidad y la cultura: Octavio Paz (1914-1998), cuya poesía, a la vez lúcida y emotiva, representó como ninguna, lo que él llamó la tradición de la ruptura y la ruptura de la tradición; Jaime Sabines (1926-1999), gran poeta amoroso, de un estilo de engañosa sencillez, que, como dice José Emilio Pacheco, escribió sus antipoemas antes de Nicanor Parra y sin duda el más leído y querido en México en el siglo XX; Alí Chumacero (1918), musicalmente perfecto, quien, como Debussy en la música, buscó una poesía de impresiones, y autor de uno de los más bellos poemas de nuestra tradición (“El responso del peregrino”); y Eduardo Lizalde (1929), heredero, por un lado, del linaje de los espléndidos abstractos (Mallarmé, Valéry, Eliot, Gorostiza), y por otra, del linaje maldito (Villon, Blake y Baudelaire), y que hizo brillar para siempre, igual que Blake o Borges, la figura simbólica, terrible y enigmática, del tigre, que representa de muchas formas, en el Mal y el Bien, la figura humana.