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Lectura de poemas de Elikura Chihuailaf

Actualización: 24/01/2012

Elikura Chihuailaf

El poeta chileno nos visitó el pasado 15 de octubre de 2009 en Casa de América. El acto fue presentado por Sergio Macías Brevis, poeta, ensayista, narrador y Asesor Cultural de la Embajada de Chile en España, que dedicó unas hermosas palabras al poeta Mapuche.

 

Algunas palabras para Los sueños azules de Elikura Chihuailaf

 

Buenas tardes señor Embajador de la República de Chile, autoridades de Casa de América, amigas y amigos:

Me es grato presentar a Elikura Chihuailaf, un gran poeta nacido en mi tierra, la Araucanía. Territorio indómito que se opuso durante muchísimos años a la dominación de los conquistadores españoles. Lugar adonde llegó el famoso poeta y soldado español, Alonso de Ercilla, que escribió la conocida y trascendental obra en octavas reales, La Araucana, en la que reconoce las virtudes del adversario llamado mapuche. Pablo Neruda en su extraordinario libro El Canto General, cuando critica la conquista, dice, sin embargo, que Ercilla fue el que nos legó los diamantes del idioma. Y en estos dos bellos lenguajes escribe Elikura Chihuailaf, en castellano y en mapudungun que es el de los suyos, rescatando la oralidad de su cultura, la historia de sus antepasados.

Él es un poeta comprometido con el paisaje y el hábitat de los mapuche. Con la epopeya de su pueblo. Su poesía laboriosa es susurrante como las vertientes de su región. Con su cantar de lluvias y vientos que hacen ondular las sementeras enaltece al habitante y su entorno. Sin querer su obra es una defensa ecológica de la naturaleza y con querer una protesta a la injusticia que ha sufrido su etnia. Es también una poesía descriptiva, telúrica y nostálgica: “Nuestra gente dice – está simplemente- escuchando el diálogo entre su espíritu y su corazón. Es el apego al valor de la Palabra como instrumento maravilloso que nos distingue como seres humanos; la contemplación que nos permite el aprendizaje y re-aprendizaje del idioma de la naturaleza. Eso crea movimiento creativo permanente. Por eso en nuestra cultura, hasta hoy día, se sigue manteniendo la Palabra poética en la Conversación: un arte fundamental, el Nvtram.” (Entrevista El Periodista, sept, 2009).

Su creación surge, como dice el mismo, de la oralidad, de la memoria de sus antepasados, del conocimiento del cosmos, de la tradición, de la conversación y de la propia realidad que vive. Es así como realiza su construcción poética. Y de aquí surge una poesía coloquial y mágica que se comunica con el lector y lo envuelve con el aroma de los alerces, peumos y hualles.

Entre sus numerosas publicaciones nos encontramos con un poema titulado Sueño Azul, en el que nos da cuenta de cómo percibe sus emociones en un recorrido cargado de una íntima historia, y su canto nos trasmite lo acontecido y lo que sucede socialmente. Es así como va dando forma a la estructura o andamiaje de su poesía:

“Por las noches oímos los cantos, cuentos y adivinanzas a orillas del fogón

Respirando el aroma del pan horneado por mi abuela, mi madre, o la tía

                                                                                                           /María

mientras mi padre y mi abuelo –Lonko de la

comunidad- observaban con atención y respeto.

Hablo de la memoria de mi niñez y no de una sociedad idílica

Allí, me parece, aprendí lo que era la poesía

Las grandezas de la vida cotidiana, pero sobre todo sus detalles

El destello del fuego, de los ojos, de las manos.

Sentado en las rodillas de mi abuela oí las primeras historias de árboles

Y piedras que dialogan entre sí, con los animales y con la gente.

Nada más, me decía, hay que aprender

A interpretar sus signos

Y a percibir sus sonidos que suelen esconderse en el viento.”

Este fragmento nos señala el centro donde se encuentra el alimento para su espíritu. Lo podríamos llamar la cantera de los recuerdos, de la que extrae la riqueza del pasado en cuanto a él mismo y la de su pueblo con sus mitos, tradiciones y leyendas. En ese entorno social y paisajístico el poeta aprendió a desentrañar los misterios de la naturaleza, a conversar con ella.

Se dice con razón que Chile es un país de poetas, por su alta calidad literaria. Todo el mundo conoce a la única mujer iberoamericana que ha obtenido el Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral y al otro Nobel Pablo Neruda, y además al fundador del Creacionismo, Vicente Huidobro, y al tremendista, cordillerano, volcánico y tempestuoso Pablo de Rokha, y a dos de la generación del 38, Nicanor Parra y Gonzalo Rojas. Pero hay otros que silenciosamente han contribuido con una excelente creación al tejido de la lírica chilena. Por citar algunos: Pedro Prado, Carlos Pezoa Véliz, Rosamel del Valle, Juvencio Valle, Humberto Díaz Casanueva y otros más actuales que no nombraré porque siempre hay alguien que queda excluido y no quiero pecar de injusto, ni de hacerme de enemigos porque me gusta la paz.

En este momento estamos en presencia de un poeta de ahora y para siempre, que tiene la virtud de dar a conocer más profundamente la realidad de nuestra tierra como una expresión valiosa del continente. Y lo hace en doble registro, porque él escribe no sólo como chileno, o un latinoamericano más, sino con identidad, puesto que da a conocer su auténtica raíz, la indígena, que corresponde al origen, formación y desarrollo de los habitantes del sur de nuestro continente. Plantea también sin proclamas ni de manera panfletaria, sino al contrario con rigurosidad poética y como si de una leyenda se tratara, la invasión y dominación del pueblo mapuche. Y esto tiene un enorme valor cultural e histórico. En su poesía está la supervivencia de su raza. Él utiliza y recalca el azul porque es el color que tipifica la fantasía, la cosmovisión, los signos religiosos, los caminos del cielo, de la memoria y del espíritu.

Nuestro modelo cultural, tiene una concepción distinta a la del pueblo originario de estas tierras. Digo esto, porque para comprender esta poesía y el pensamiento mapuche tenemos que saber por ejemplo, que para nosotros la posesión de la tierra es fundamental, esto es, ser dueños de ella y poder  enajenarla. En cambio, para el mapuche la tierra es como el aire y como el agua. Creo que es un amor más grande, más noble y fuerte por la naturaleza.

Elikura Chihuailaf Nahuelpán, antes que médico obstetra es el primer poeta de nuestro tiempo en recuperar la oralidad, la cultura y la manera de ser auténtica del pueblo mapuche, que hasta ahora el chileno y ciudadanos de otros países desconocían. Por eso, nos sumamos entusiastamente al reconocimiento de un gran poeta y de una persona solidaria y generosa. Su poesía nos lleva a apreciar un mundo mejor, aunque nuestra sociedad siempre ha estado en crisis, me refiero no sólo a la económica sino a la espiritual. La creación de Chiuailaf nos lleva a un remanso vegetal, al rumor de los esteros, al lenguaje del bosque, a los extensos y profundos silencios, a los pálpitos de la montaña, a los secretos de su cultura, a la conversación que le hace elaborar su escritura. Espíritu y Naturaleza, cosmogonía, color y fantasía.

Permitidme que termine con un breve poema de su autoría que me toca muy hondo, entre otras cosas por estar distante de la patria: “Lejos de mi tierra añoro / cuando en mis Sueños / me abrazan las altas cumbres / de mis montañas / No es tan ancho el mar / hermanas, hermanos / y de pie estoy sobre estas / Aguas, les digo / Envíenme vuestro Caballo / Azul, galopando volveré / De lejos vengo, pero mi / corazón resplandece / De ustedes soy hijo, pues / Así hablaré a nuestra Gente / Amada.”

 

Ahora escuchemos a Elikura: a la piedra transparente, a Chihuailaf: a la neblina extendida sobre el lago, a Nahuelpán; al puma que se desliza  entre las selvas cordilleranas, al poeta que anuncia su voz como los arroyos de su tierra.        

 

                                                                               Sergio Macías Brevis

                                                                                Madrid, otoño,2009.

 

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