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Actualización: 24/01/2012
María Rivera
Poemas He vuelto y Dermografía
He vuelto
HE vuelto. He vuelto a tu puerta: no hay nadie, me digo, no
hay nadie tras las puertas cerradas del poema: la voz es un muro
donde se incendian como enredaderas lágrimas.
He vuelto como la noche vuelve sobre sus pasos de sombra,
con su follaje de gritos; una oquedad silenciosa acecha mis pasos,
mientras llueve sobre el corazón de tierra que llevo entre las manos,
y el agua misma, el agua toda, desborda su triste cabellera.
He vuelto, como una madre antigua y dolorosa, a buscarte
en los rincones de este cielo, anestesiada y pura.
He vuelto, luz terrible, a tu dominio: a recorrer esta herida
como un ciego, mientras la voz se sumerge entre las aguas y arde el
pabilo de tu nombre entre mis ojos:
patria de niebla, patria mía,
qué larga fue la noche, qué larga y oscura fue la noche,
qué río más hondo el del olvido.
Dermografía
A Marina Bespalova y Susana Pagano
ESCRIBO
sobre la piel sedosa
una grafía torpe y sencilla.
Se desvanece. Se desvanece.
Vuelve a su sereno estado
el dorso de mi mano.
No para durar. Ha sido hecha
esta palabra.
No fuimos hechos. No para durar.
Como la línea, la palabra
-tómala de la mano-
se irá muriendo.
He escrito en el cuerpo del mundo,
en su piel sencilla, unas palabras
simples.
Un lenguaje derramado,
un tropel de piezas rotas,
flor del instante,
se desvanecen.
No para durar. Escribí
-tú, yo, nosotros-.
No para durar. El niño mira,
el enamorado sueña.
Porque no fuimos hechos.
No, para durar.
