Estás en: Juan Ant...

Juan Antonio González Iglesias

Actualización: 24/01/2012

Juan Antonio González Iglesias

Poemas La minoría Virgiliana y Me gusta que Epicuro se preocupe

La minoría virgiliana

Me gusta que Epicuro se preocupe

 

 

La minoría virgiliana I

para José Carlos Fernández Corte

Con motivo de la concesión del Premio Reina Sofía a Nicanor Parra, el escritor Jorge Edwards -Premio Cervantes- habló del ecologismo de Parra y de cómo éste se oponía a cualquier tala o poda, hasta el punto de que convirtió el jardín de su casa en un Instituto de la Maleza, del que Parra es presidente y Edwards secretario perpetuo, en una hermosa Fundación que todavía se mantiene en Chile.

Artículo de prensa

No les sirve de nada haber leído
a Virgilio. Ahora
Salicio vive en el tercero izquierda
y desde su ventana
ve cómo se destruye
una selva absoluta en un lugar sagrado.
Nemoroso o Alexis
no oyeron motosierras.
No vieron los tractores ni las excavadoras
ni los remolques ni esta eficaz brigada
de operarios que entra y sale del río
mostrando una diabólica facilidad
para ultrajar a dioses indefensos
y menores.
Creo que esta destrucción
va a convertirse en uno de los acontecimientos de mi vida.

LA MINORÍA VIRGILIANA II
Para Martine Torrens

Como rumor de árboles talados que cayeran
¿dónde, sino en mi corazón?

PERE GIMFERRER

Apenas la conozco.
Tiene nombre francés.
Dirige un doctorado de poesía
contemporánea. Hoy
me ha contado que estuvo
llorando por el bosque que han talado
en el centro del río.
No he sabido decirle
nada. Probablemente porque yo
ni siquiera lloré. O porque algunos
acontecimientos
necesitan la intimidad del poema.
Fuera de aquí no los comentaremos.
He pensado en las copas de los árboles
tan prodigiosamente
llenas
hasta el borde de verde,
a veces rebosando,
brindando sin saberlo
por las cosas más simples
del mundo
en una fiesta que nos parecía
eterna hace tan sólo una semana.
También he recordado que las lágrimas
son síntoma
de humanidad.

 

 

LA MINORÍA VIRGILIANA III

No contento de regios artesones
el rico lanza al mar piedra tras piedra
con que estrecha las líquidas mansiones
del pobre pez a quien el bloque arredra

HORACIO, Oda 3, 1, en la última traducción del siglo XIX Obra de Ambrosio Ramírez

He pensado en los peces uno a uno,
cuando han visto las ruedas
de los vehículos pesados dentro
del agua, y han sentido el movimiento
despiadado
de las excavadoras, arrojando bloques
de granito, con tal de someter
el cauce, el dulce lecho
donde duermen las aguas,
al insaciable apetito pétreo de una ciudad impía
que llama urbanizar a estas profanaciones.
He recordado una de las odas de Horacio
--el pobre pez a quien el bloque arredra-
y un villancico humilde de mi infancia
que cantaba a los peces en el río,
felices porque entonces
acababan de ver
a Dios recién nacido.

 

LA MINORÍA VIRGILIANA IV

He pensado en los pájaros, etcétera.
Me he hecho algunas preguntas:
¿Tenemos que dejar que nos gobiernen
quienes no sienten la literatura?
¿No ha llegado el momento de pasar a la acción?
¿Vamos a seguir siendo minoría?

 

Me gusta que Epicuro se preocupe

para Ana Gorría

Me gusta que Epicuro se preocupe
por la forma redonda del granizo.

Que Francisco de Asís diga que el agua es casta
y el fuego, robusto.

Que en una breve carta a uno de sus amigos
Marguerite Yourcenar escriba «Gracias.
Gracias por el honor de compararme
con un árbol».

No sé por qué, estas cosas
curan mi corazón.

 

 

 

 

Share this