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Actualización: 05/10/2012
José Mármol
Poemas Costa de sol, Lenguaje del mar y Enojo. Selección de tres poemas del libro Lenguaje del mar, ganador del XII Premio Casa de América de PoesÃa Americana.
Costa del sol
El mar se disipa, es un encanto verlo,
en suerte de cadencia de bestia ya domada.
Las palmas se ladean y revuelven a la orilla,
con ambigua simetrÃa de blues semitonal.
Única es la luz en esta playa vÃtrea.
Las olas acarician la mañana temprana,
movidos por el viento se deleitan tus cabellos.
En Juan Dolio, muy jóvenes los cuerpos
echados a tostar,
brillan sobre la arena
con volutas muy firmes de inusual sensualidad.
Y mientras, alejado del gusano de la concupiscencia,
el delirio por la espuma, arrebato del sol,
reparo y no suspiro,
y mientras, el mar se disipa, interminablemente azul,
en su hermosa paciencia
de abatido animal de la prehistoria.
Lenguaje del mar
El mismÃsimo, eso sÃ, el inmenso irrepetible,
el mar alzado en vuelo, lentitud del lastimado,
alas que no pueden los azules levantar.
Un pájaro, ese,
cautivo, tal vez, me lo pregunto,
en su lÃquida y revuelta enredadera de sal.
Amarrado, puede ser, a la estela del aire y los pasos de sol,
en la suave traslación reposada del disfrute.
El mismÃsimo, el adorado en yodo
con la luna colgada en la quilla de tu rostro,
el que riega las arenas para el toque de tus pies.
El mar tuyo, el mar nuestro,
el de los acantilados feroces y las playas de luz,
el de las bolitas de queso crujiente, calamares en su tinta,
vodka tónica con chapas de limón.
El mar, eso sÃ, el de tu mirada de ámbar en la tarde de ayer,
el de la voz que dijo, mi niña,
no te vayas a mover del horizonte, quieta, ahà no más.
Enojo
He descubierto a solas un erizo en la playa.
Joven, decidido, espigado, fuerte.
No habrá mejor regalo
para un amor en celo, caprichoso y osado,
que ha desatado a gritos el bestiario de su enojo.
Más allá de la frágil hermosura que lo encubre,
un erizo lastima, no importan los motivos.
Una mujer embiste, no importa cuánto amor
leprodigues en la pelvis,
no importa siquiera si importaran los motivos.
Un erizo pequeño, empinado; un erizo lábil, elegante y frio.
Un erizo parecido a la mujer que espera mi retorno jamás.