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Fotografía de Gioconda Belli

Actualización: 13/02/2012

Gioconda Belli

Poemas Besos en la multitud, DesordenOcho de marzo

Besos en la multitud

En medio del apretujamiento
Del calor de tantos
Te volviste hacia mí
Me besaste
Tu beso nos dejó solos
En la multitud
Hizo sin palabras
Las palabras

 

Desorden

Olvido el propósito con el que vine
enérgica al escritorio.
Papeles sobre la mesa en desórden
son un retrato interior de mis últimos días
Ando desconcertada y efervescente
Y así aparecen las cartas, los cobros, las señas del vivir
sobre esta mesa donde a diario
me propongo la existencia como una larga tarea
de ordenar y desordenar proyectos
Aquí yace esparcida la literatura con los compromisos familiares
Los esbozos de novelas con los récords del colegio de mi hija,
Las solicitudes de dinero de academias o pequeños mundos desolados
buscando quien apadrine y alivie su miseria,
Las secciones del diario que no alcancé a leer
por la mañana.
Tendría que ordenarlo todo
Saber hacia dónde voy
De dónde vine
En qué lugar coloco cuanto me asedia:
La guerra de Irak
La violencia contra las mujeres
Mi novela sobre Adán y Eva
La adolescencia de Adriana
Mi país y sus males
La efímera felicidad
La tristeza en puntillas
Estos poros de mi cuerpo
Tragándoselo todo.

 

Ocho de marzo

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
Desde la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.

Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que
cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para
violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos despidió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género

Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.

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