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Federico Diaz Granados

Actualización: 24/01/2012

Federico Díaz-Granados

Poemas Retornos, Plegaria y Encuentros

Retornos

Plegaria

Encuentros

 

 

Retornos

No creo en retornos
pero este amargo corazón de casas viejas y calles rotas
late en cada regreso
sin gestos ni ademanes
y sabe que el mundo es un mal lugar para llegar

Y se regresa a escribir un poema que trate de una muchacha en un aeropuerto
que espera un avión de quién sabe dónde
o escribir sobre la carta que nunca recibí aquel sábado
escuchando el viejo casette con mis nostalgias favoritas
o sobre los versos robados a Salinas, Borges, Walcott
y las tardes de sol en el estadio de fútbol

No creo en los regresos
pero este seco corazón de otros días canta a destiempo
sobre el cielo que quema el nombre que una mujer que amé

No creo en retornos
pero mi vocación de viajero hace, que siempre que parto hacia la intemperie en el mundo
deje, como en mis días de boy scout, piedritas y migas de pan
para no perder el camino de regreso a tu cuerpo.

 

 

Plegaria

Señor de los adioses

concédenos un poco de tu gozo,

inaugura la mañana en la herida de los pájaros.

Dime de cuál secreto mar provienen estas lágrimas

y por qué el corazón no encuentra nunca su camino de regreso.

 

Señor.

Qué fue de los amigos

de los que no volvieron a mi casa

y no excusaron mis diarios temores,

hacia cuál color trastearon ellos sus festejos.

 

No tengo sed, Señor

pero todo signo tuyo hace de mi vida

una permanencia en la sequía.

Seguro existirá un cielo que no veré

un cielo con su única estrella.

Será otro cielo el que toquen mis manos

otro oficio el del viento al inventar la primavera

Se nos rompe la vida y se nos rompe la muerte

y será un cielo repetido el que vean ese día mis ojos.

 

Señor

¿De dónde proviene esta ronca voz

que trae rumores de otras vejeces?

¿De quién es esta voz que golpea la casa y la rostro?

¿A quién preguntar si mis afectos no conocen ese júbilo'

 

Señor

por qué el amor y el tedio

están hechos a la medida exacta  de mis azares y tristezas.

Estamos más solos que la ruina.

Ayúdame a reconocer mis gestos

en los cuerpos que un día fui

hace muchos siglos

todos los días

lleno de imprevistos y lejanías.

 

 

 

Encuentros

Si te estrellas de frente con mi corazón
no huyas y no  intentes tus huellas dactilares
tampoco lo dejes por ahí a merced de algún desprevenido transeúnte
y no lo escondas, como al hijo torpe, de las visitas.

Si lo ves mordido en los bordes como un viejo borrador de la primaria
somételo a una calle de lluvias y remates
Alguien se encartará con tan pesado encargo lleno de canciones incendiadas
y viejas vajillas en deshuso
Alguien lo agitará queriendo oír alguna voz
como quien golpea durante horas una casa vacía .

O si lo llegas a ver entre mis ruinas déjalo en la calle.
que este corazón de prisas y tardanzas siempre se acomodó mejor a la intemperie.

 

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