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Actualización: 24/01/2012
Teresa Calderón
Poema Celos que matan pero no tanto
Celos que matan pero no tanto
YA HABÍA visto sus ojos en los tuyos
que no me miran que se mueren por verla.
Era un desliz definitivo.
Desde un bolsillo de secretos
un nombre de mujer
tu letra un número la prueba final
en la estructura mítica del héroe
-consultar Villegas, Juan-
desde el bolsillo
esa mujer ese cuerpo de tus delitos.
Mañana marcaré ese número.
Repetiré la operación
hasta dar con la palomita.
Pienso decirle
menos cosas de las que pienso.
Pero a ti, te lo advierto
nos encontraremos los tres
y sean cuales fueren los resultados te lo prometo
habrás un muerto en la familia, querido mío.
Todos mis sentidos están alerta. Dije todos
Menos el sentido del humor.
Cuídate de mí, maldito,
porque te amo.
Más vale que te cuides. Tú sabes
una caída en la ducha
esas son caídas fatales, me entiendes
un remedio de más o equivocado, te fijas
un accidente casero cualquiera tiene en la vida:
arreglabas un enchufe
Y ¡oh, sorpresa, Fiat Lux!, me comprendes
o el cuchillo de la cocina guardado dentro de la cama
o el gas lento pero seguro, no olvidemos.
Por eso, cuídate mejor que te encuentre confesado
oleado, sacramentado todo si te descubre
amadísimo héroe.
En esta guerra sangrienta
las matemáticas están claramente de tu parte
yo soy una y una no es ninguna
antes una ventaja así no cabría más
que deponer las armas con las que no cuento
y saludarlos con mis mejores deseos:
que sean tremendamente infelices que se pudran.
Quiero que reciban periódicamente
a la cigüeña cargada de imbunches
que no falten al himeneo las reinas de la muerte
las parcas de infalibles tijeras
¡Oh, Mnémesis, diosa fantástica de la ventaja!
