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Raúl Zurita en Casa de América

Autor referenciado en el Monográfico de:

Actualización: 24/01/2012

Raúl Zurita

Poema sin título 

 

SORPRENDENTES carnadas llueven del cielo.

Sorprendentes carnadas sobre el mar. Abajo el

océano, arriba las inusitadas nubes de un día claro.

Sorprendentes carnadas llueven sobre el mar. Hubo

un amor que llueve, hubo un día claro que llueve

ahora sobre el mar.

 

Son sombras, carnadas para peces. Llueve un día

claro, un amor que no alcanzó a decirse. El amor,

ah sí el amor, llueven desde el cielo asombrosas

carnadas sobre la sombra de los peces en el mar.

 

Caen días claros. Extrañas carnadas pegadas de días

claros, de amores que no alcanzaron a decirles.

 

El mar, se dice del mar. Se dice de carnadas que

llueven y de días claros pegados a ellas, se dice de

amores inconclusos, de días claros e inconclusos

que llueven para los peces en el mar.

 

SE oyen días enteros hundiéndose, se oyen extrañas

mañanas soleadas, amores inconclusos, despedidas

truncas que se hunden en el mar. Se oyen

sorprendentes carnadas que llueven pegadas de días

de sol, de amores truncos, de despedidas que ya

no. Se dice de carnadas que llueven para los peces

en el mar.

 

El mar azul y brillante. Se oyen cardúmenes de

peces devorando carnadas pegadas de palabras que

no, de noticias y días que no, de amores que ya no.

 

Se dice de cardúmenes de peces que saltan, de

torbellinos de peces que saltan.

 

Se oye el cielo. Se dice que llueven asombrosas

carnadas adheridas de pedazos de cielo sobre el mar.

 

OÍ un cielo y un mar alucinantes, oí soles

estallados de amor cayendo como frutos, oí

torbellinos de peces devorando las carnes rosa de

sorprendentes carnadas.

 

Oí millones de peces que son tumbas con pedazos

de cielo adentro, con cientos de palabras que no

alcanzaron a decirse, con cientos de flores de carne

roja y pedazos de cielo en los ojos. Oí cientos de

amores que quedaron fijos en un día soleado.

Llovieron carnadas desde el cielo.

 

Viviana llora. Viviana oyó torbellinos de peces

elevarse por el aire disputándose los bocados de

una despedida trunca, de un rezo no oído, de un

amor no dicho. Viviana está en la playa. Viviana es

hoy Chile.

 

El pez largo de Chile que se eleva por los aires

devorando las carnadas de sol de sus difuntos.

 

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