La independencia fue una ficción necesaria durante un período de la historia de la humanidad. Permitió a grupos humanos subyugados liberarse de los términos oprobiosos de relaciones injustas de dominación. La madurez de nuestra especie, lo negativo y positivo del desarrollo que ha traído aparejado, ha demostrado que la independencia no existe porque dentro de este planeta que llamamos Tierra todos somos interdependientes. Habría que aceptar esta realidad y dejar de glorificar el término; pensar más bien en cómo construír una INTERDEPENDENCIA CONSTRUCTIVA que redefina las responsabilidades, límites y códigos de conducta entre las naciones y los seres humanos.