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Rafael Cadenas

Rafael Cadenas

Actualización: 09/10/2013

Palabras sobre Rafael Cadenas en su lectura en Casa de América

Por Diego Valverde Villena

"Si hubiese que condensar en una sola palabra el pensamiento poético de Rafael Cadenas, esa palabra sería misterio"

PALABRAS SOBRE RAFAEL CADENAS EN SU LECTURA EN CASA DE AMÉRICA

Julio 14 de 2013

 

Si hubiese que condensar en una sola palabra el pensamiento poético de Rafael Cadenas, esa palabra sería misterio.

 

El misterio de la vida recorre e impregna la obra toda de Rafael Cadenas. Cada palabra suya es un paso en la búsqueda del misterio, un acercamiento al misterio.

 

         Pero no pensemos en nada esotérico o alejado de lo terrenal. El misterio vital, para Rafael Cadenas, está asentado en lo cotidiano, surge del diario vivir. Podríamos recordar, paralelamente, las palabras de Claudio Rodríguez cuando decía que la obra de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa, los grandes místicos de la literatura universal, está hecha a partir del contacto directo con el mundo. Sus palabras hacen referencia al campo, a las labores de labranza, a los quehaceres diarios. De ahí nace el misterio.

 

         Lo mismo ocurre con Rafael Cadenas, que es el gran adalid de la percepción. Esa percepción poética del mundo que es tan importante como la escritura misma. En sus propias palabras, la poesía “revela lo que ya existe, pero velado por la distracción. Vincula a los inatentos con lo originario. No inventa; desnuda, muestra, apunta a”.

 

         Por eso, el verdadero hidromiel poético es “el vino de los atentos”. Esa atención, esa mirada perceptiva que devora con fruición la vida y el mundo, es la que nos lleva a otra de las palabras clave de Cadenas: el asombro. Así, la labor del poeta se funde con la propia vida. Es un “vivir/ de amanuense asombrado”.

 

         Ese “vivir poéticamente” aparece en Rafael Cadenas desde su primer poema:

“Si el poema no nace, pero es real tu vida,

eres su encarnación.

Habitas

en su sombra inconquistable.    

Te acompaña

diamante incumplido”.

 

         Ese diamante nos trae a la memoria la iluminación del añorado Carlos Pujol, cuando señalaba que la verdadera poesía es cristalización.

 

         Ideas cristalizadas, poderosas, llevadas a la esencia, concentradas y dispuestas a expandirse dentro de nosotros en cuanto las toquemos: eso son los poemas de Rafael Cadenas.

 

         Poemas hechos de precisión, de exactitud, para que al lector le llegue el metal puro, denso y rico.

 

         Rafael Cadenas es un buscador de oro en el río de la vida. Le llega la misma agua        que a todos; pero, gracias al cedazo de su atención, del magma embarrado de lo cotidiano él saca la esencia de la vida. Así nos lo dice: “En la poesía se ha de sentir el sabor de eso que, siendo lo más presente, no conocemos”.

 

         ¿Y cuáles son los instrumentos de Rafael Cadenas para llegar a alcanzar sus logros?

 

         Quizá el secreto esté en su triple acercamiento a la realidad. Rafael Cadenas es, ante todo, poeta. Pero es también ensayista. Y traductor. Esa tríada de mesteres nos habla de un interés total por la palabra, desde todos sus lados, aspectos y perspectivas. Nos habla del trabajo de un lector profundo.

 

         Porque eso es Rafael Cadenas: un lector para el que la lectura es una labor creativa, un lector que crea leyendo. Que quiere ir más allá y más adentro, al fondo de las cosas. Que quiere compartir con nosotros lo que encuentra y lo que disfruta. Que investiga en las torsiones y recovecos de las lenguas para convertirlas en vasos comunicantes. Que bucea en el pensamiento y en el lenguaje para atisbar los secretos de la palabra.

 

         Buscador infatigable de la palabra, y buscador infatigable de la vida, Rafael Cadenas une prodigiosamente, en sus poemas, ambas cosas: palabra y vida.

 

         Pues, “¿qué se espera de la poesía sino que haga más vivo el vivir?”

 

 

                                                                           Diego Valverde Villena 

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