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Portada de "Palma Real"

Actualización: 23/03/2012

Jorge Boccanera

Palma Real

Por Javier Lorenzo Candel

"Estamos ante un libro que enmarca claramente cuál es la hondura del hombre, aquel que piensa y se sabe humano dentro del contexto que le rodea que, en este caso, no es otro sino la selva y su inmensidad."

VIII Premio Casa de América de Poesía Americana
Ed. Visor
Madrid
2008

 

La clave para la lectura de “Palma Real”, un libro plagado de naturaleza, de selvas que acorralan en su inmensidad, de pájaros que, enumerados en exceso, van dejando caudal fértil para cualquier ornitólogo, de mundo exterior descrito con minuciosidad por Jorge Boccanera (Argentina, 1952) y que no resulta extraño por recurrente, es, sin duda, la condición humana.

Y digo esto porque, frente a lo que pudiera parecer, estamos ante un libro que enmarca claramente cuál es la hondura del hombre, aquel que piensa y se sabe humano dentro del contexto que le rodea que, en este caso, no es otro sino la selva y su inmensidad.

Porque el poeta Boccanera parece que nos somete a la descripción de la metáfora como un esfuerzo lector ante el gran problema del mundo: El ser que, atenazado ante la grandiosidad de lo natural, de la que se sabe elemento débil, quizá desamparado, impone su propia condición de ser pensante -del cogito cartesiano-  para defender la otra condición humana, la animal, la estrictamente pura. Y es en esta teoría de la interpretación donde coexiste también una estrategia política, la salvación de un pensamiento que es subjetivo, la ordenación del mundo respecto al mundo conocido. 

Por eso es que “Palma Real” es también una pregunta como primer paso ante la reflexión. Una pregunta que somete al pensamiento hasta desencadenar respuestas que son de libertad, de destreza casi infantil, de felicidad y de calma. La Palma Real que somete al aire en su movimiento, su condición flexible, su gallardía, es también la naturaleza del hombre. Así es la aventura lectora que nos plantea Boccanera, una aventura que recuerda a Heidegger cuando hablaba de la condición de Hölderlin diciendo “Está en el camino de vuelta de su viaje hacia el fuego”.

Ante esto, lo mejor es dejarse llevar por el asombro que se despierta en cada poema, por su condición de enigma y la visión general de una luz, un resplandor, que da una respuesta. 

Es necesario decir también que una de las fuentes de las que bebe Palma Real es la de la poesía oriental, con un claro componente de japonería que adiestra las palabras hasta la condición de Haiku, a veces, o de Tanka, otras. Los modelos que sostienen a la construcción de estas dos estrofas son también los modelos intelectuales del libro: Un compromiso natural y una observación del hombre y su contexto.

Pero es que, además, y dentro de esta naturaleza orientalista de la poesía, podemos encontrar referencias climatológicas, que nos sitúan en las diferentes estaciones del año, que son protagonistas destacadas: La lluvia, la nieve, el viento, son también el desasosiego, la calma, la muerte y el humor, también como estados de ánimo que el poeta va marcando en su escritura y que ya hemos visto en Basho, en Buson o en Issa, por citar algunos ejemplos.

Con un lenguaje a veces trufado de adjetivos en la descripción, y otras veces con la sencillez propia de la reflexión, Boccanera propone dos territorios que a primera vista podrían resultar contrapuestos, pero que cohabitan para complementarse. Desde los primeros poemas, en los que el autor salpica de surrealismo el contexto intelectual que le anima a la escritura, hasta otros con un claro componente iluminador, estamos ante un libro interesante en su conjunto. Un libro que destruye y construye al mismo tiempo, para formar un nuevo elemento que llevarnos a la lectura. Desde versos como “Una lágrima verde rueda sobre la lengua del jaguar” o “Lo no dicho es un viento que lo sacude todo/ Del esqueleto de la fronda cae su ceniza atronadora” a otros como “Dice mi corazón/ “Sobre la palma de tu mano/ todas las cosas son juguetes” o “Sobre tu lengua/ viaja siempre un secreto/ que te desnuda”, encontramos algo a lo que antes aludíamos y que puede ser el hilo argumental de Palma Real: El asombro ante un contexto de selva - metáfora de por medio- que contiene al hombre pensante, y el chasquido que la respuesta deja como escritura en un territorio ya liberado.

. En resumen, Palma Real se nos presenta como la acción y la reacción de lo humano frente a lo natural, como el enigma y la luz que lo descubre, como el pensamiento y la escritura, pero, sobre todo, como el territorio de la metáfora, la misma que nos lleva a  la libertad del hombre. 

“La memoria es la selva/ escucho un río/ cruzar sobre las altas ramas.”, dice Boccanera. Lo descubre al lector y lo hace cómplice.

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